Los secadores por atomización convierten alimentaciones líquidas—soluciones, suspensiones o lechadas—en polvos secos al atomizar el producto en un gas de secado caliente. En biotecnología y ciencias de la vida se usan para producir polvos estériles, enzimas, probióticos y excipientes con control de tamaño de partícula, humedad residual y exposición térmica limitada. Las unidades de banco, piloto y producción varían en capacidad y en funciones como secado en circuito cerrado, carcasas estériles y control preciso de temperaturas.
Inspeccione el atomizador (boquilla o rotor), el estado del calentador/quemador, ciclones o filtros, sellos, el sistema de control y los materiales en contacto con el producto. Solicite registros de limpieza/validación y la lista de productos anteriores para evaluar riesgo de contaminación.
Compare la producción deseada de polvo con la tasa máxima de alimentación y la concentración de sólidos. Revise flujo de gas de secado, tiempo de estancia y temperatura de salida; realice pruebas piloto o consulte datos de escalado del proveedor.
Planifique según peso, dimensiones y si hace falta desmontaje parcial. Asegúrese de que la unidad esté limpia y certificada sin residuos biológicos, utilice embalaje adecuado, marque puntos de izado y contrate transportistas con experiencia en equipos de proceso.
Confirme suministro eléctrico, aire comprimido, vapor o fuente de gas caliente, refrigeración, extracción y recolección de polvo, y capacidad de carga del suelo. Deje espacio para mantenimiento, acceso a componentes grandes y conexiones para controles y enclavamientos de seguridad.
Inspeccione regularmente el desgaste del atomizador, rodamientos, sellos, elementos calefactores, filtros y conductos. Mantenga repuestos críticos, realice limpiezas/CIP periódicas, validaciones micro/partículas para GMP y calibre los instrumentos con frecuencia.